La tercera jornada amanece ventosa y gris.
   Alcanzamos el Tossal de los Tres Reyes. El cota más alta de la ruta y el punto de unión de tres provincias y tres comunidades autónomas.
   Ahora pedalearemos por las abruptas tierras tarraconenses.
   Sinuosos senderos y lindísimas vistas.
   Abandonamos el paisaje mediterráneo de estos días y entramos en una vegetación que nos resulta mucho más familiar. Hayas, avellanos, pinos y boj dan el relevo a encinas y almendros.

   Lo que no cambia son algunos complicados tramos en los que tenemos que empujar la bicicleta.
   Agradecemos el bocata que nos ha hecho Nuri para afrontar lo que nos resta de etapa.
   Y con la luz de la reserva (al menos el que escribe) llegamos al final de esta dura tercera etapa, a las casas de montaña de Caro.
   La cuarta jornada nos despierta con algún perezoso rayo de sol.
   A las dificultades del camino se suma ahora un nuevo peligro, pero sacamos nuestro arte torero...

   Este duro invierno también ha dejado huella en estas tierras y una copiosa y tardía nevada ha derribado numerosos árboles.
   Por lo que a la dificultad de algunos descensos, hay que añadir el "salto del pino".
   Pero la ruta nos ofrece también inmejorables miradores del terreno que tenemos por delante.
   Descendemos hasta el cauce del río que conforma los estrechos de Arnes.
   Y al margen de éste un sendero de canal muy cómodo para el pedaleo.
   Un bocado y continuamos por el tramo más espectacular de todo el recorrido.

   Los estrechos de Arnes suponen un inmejorable final para estas cuatro jornadas de travesía.

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